Una pequeña historia real... de Navidad


No es necesario tener para dar…

El día 24 de diciembre, en la parroquia de San Félix, celebramos una cena solidaria con algunas familias acogidas a nuestro proyecto humanitario y con personas que estuvieran solas, algunas sin hogar, o amigos que simplemente quisieron celebrar de otra forma la Nochebuena. En esa cena nos reunimos unas veinte personas y pasamos unas horas alegres, de conversaciones ricas y animadas, pues la procedencia de los que estábamos allí y la experiencia vital de cada uno eran muy diversas.  A la hora de los postres, una pareja entre los invitados se levantó. Dijeron que habían traído un regalo para los organizadores. ¡Qué sorpresa! Leyeron una dedicatoria preciosa, desenvolvieron el paquete ―envuelto cuidadosamente en papel de regalo― y nos lo mostraron: era un antiguo cuadro de la Virgen con el Niño, con marco dorado, impreso sobre madera.

Nos emocionó el gesto.  La verdad es que nadie tenía por qué traer un regalo, era lo último que esperábamos. Esta pareja está en una situación muy apurada: sin trabajo, sin apoyo familiar, a punto de ser desahuciados… En cambio, fueron los únicos que pensaron en traer un obsequio. Qué importa de dónde lo sacaron ni su valor material. Nos enseñaron una lección grandiosa: no es necesario tener mucho para ser generoso. A veces, quienes menos tienen son los que más dan.

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