Pesebre viviente

En 1996 la parroquia de San Pablo de Badalona, junto con ARSIS, montó su primer pesebre viviente con un grupo de niños y familias del barrio. La actividad entusiasmó a los participantes y gustó tanto a los vecinos que decidimos repetir.
 
A raíz de esta actividad se formó el grupo Proa al Vent, formado por voluntarios, artistas, jóvenes y mayores que participaban en el pesebre y en otra obra que se ofreció en Pascua: El camino de alegría.
A través del teatro, la mímica y la música se pueden expresar muchas emociones y valores humanos. Personas que quizás no sean especialmente religiosas se sienten atraídas por los personajes protagonistas del pesebre: una jovencita de aldea, un carpintero, una anciana madre, unos pastores, unos astrónomos despistados venidos de lejos… El drama de la persecución y la migración, el Dios que se hace niño, la grandeza de lo pequeño, el valor de los humildes, los que hoy llamaríamos excluidos socialmente, o minorías marginadas, son hechos que destacan en esta obra. La belleza de los escenarios, junto con la música y las reflexiones, permiten ahondar en una visión diferente de la Navidad, muy lejos del consumismo y el frenesí de fiestas al que estamos acostumbrados.
El pesebre viviente se representó durante ocho años en la plaza de la parroquia de San Pablo, y algunas veces en el interior del templo, para evitar las inclemencias del tiempo. Los hermosos decorados fueron obra de los pintores, miembros del Cercle de Belles Arts de Badalona, Francesc Martínez y Jaume Chaler. Las voces de las grabaciones contaron con dos locutores excepcionales: Joan Viñas y Ester Romero Truñó, así como varios locutores de Ràdio Estel.
 
 Con esta bonita imagen de la huida a Egipto os deseamos una Feliz Navidad.

Concurso literario para jóvenes

 
La última actividad que organizamos antes de marchar de Badalona fue un concurso de relato para jóvenes. Una de las patronas de ARSIS es escritora y, con un grupo de tres amigos, también escritores, decidió llevar más allá su pasión literaria y proyectarla en el campo social, especialmente entre los jóvenes. Así es como surgió la idea de convocar el I Concurs de Relat Jove de Badalona. Contactamos con un escritor de Badalona que ha publicado varias novelas juveniles y es profesor de instituto, y él nos orientó mucho a la hora de redactar las bases y promocionar el concurso. Contactamos con una empresa que se entusiasmó con el proyecto y se ofreció como mecenas para aportar la dotación de los premios y organizar el evento de entrega. Fue ANUDAL SL. Su presidenta, Ana Núñez, también formaría parte del jurado, junto con nosotros.
 
 
 
La convocatoria fue un éxito. Escribimos a todos los institutos de secundaria de Badalona presentando el concurso y sus dos modalidades, para chicos de primer ciclo y segundo ciclo de ESO. Pronto comenzaron a llegar los relatos. Algunos sorprendentemente buenos, y escritos con una gran madurez y calidad estética. Todos ellos, sin embargo, evidenciaron que ¡tenemos una generación de jóvenes sensibles, inquietos e imaginativos! En estas iniciativas es cuando se atisba mucha esperanza en los jóvenes que van creciendo…  Como siempre, no fue fácil decidir a quién premiábamos. Claramente había varios relatos excelentes, el problema fue decidir cuál de ellos se llevaba el primer premio, el segundo, el tercero… Finalmente, la decisión fue democrática y por mayoría.
 
 
El acto de entrega de los premios se hizo en junio 2010, en la parroquia de San Pablo. El templo se convirtió en una sala de actos que se llenó de jóvenes: los concursantes, sus amigos, compañeros, familiares… Decidimos, además de los premios, dar un diploma de honor a todos los participantes, y esto lo agradecieron mucho. Al evento invitamos al regidor de cultura y al regidor de solidaridad del ayuntamiento de Badalona, que asistieron muy contentos.
 

 
Días más tarde, algunos de los chicos premiados fueron invitados a una tertulia en Ràdio Ciutat de Badalona, en la que participaron con mucho desparpajo e ilusión. Dejaron muy clara su pasión por escribir y transmitir experiencias… y también el hecho de que, por amar la literatura y la escritura, se sienten bastante “bichos raros” entre sus compañeros, todo hay que decirlo. Pero sentirse diferentes no los acobarda ni apaga su amor por las letras y el arte. ¡Y esto es hermoso!
 
 

El Locutorio del Raval

En el año 2003 nos vino a ver un grupo de mujeres ecuatorianas. Querían montar un locutorio, y sabían de uno que se desmantelaba en Barcelona, vendiendo su material por muy poco precio. Pero necesitaban un paraguas legal e institucional para su iniciativa. Desde ARSIS decidimos ayudar a estas emprendedoras. Nos sentamos a planificar y hacer cálculos y buscamos local. En seguida lo encontramos, justo enfrente de la plaza de la parroquia, en un chaflán donde había habido una frutería. ¡Era el lugar perfecto!
 
Vista del locutorio, en el chaflán de la plaza de la parroquia.

Iniciamos gestiones, trámites de licencias, obras… Con la ayuda de nuestra abogada voluntaria regularizamos los papeles de las mujeres que iban a ocuparse del establecimiento. En pocos meses abrimos: El Locutorio del Raval fue el primero y el único del barrio, y desde sus inicios fue un negocio rentable. No sólo brindó servicios a los inmigrantes ―llamadas a bajo coste, Internet, fax― sino a los vecinos de siempre. La integración de esta actividad con el entorno fue total y natural. Y cada mes empezamos a ingresar unos beneficios que, durante años, ayudaron al sostenimiento diario de la Fundación.
 
Nuestra primera trabajadora e impulsora del locutorio.
 
 
El locutorio aportó un triple beneficio. Para las mujeres que se ocuparon de llevarlo, les pudimos dar empleo y seguridad económica: en un periodo de 7 años dimos trabajo a diez. Para el barrio supuso un servicio de comunicación a bajo coste, además de un punto intercultural de encuentro; más del 30 % de la clientela era autóctona. Y para ARSIS supuso una entrada que nos permitió funcionar con menos tensiones de tesorería (esperando las subvenciones anuales) y mantener nuestros proyectos en épocas difíciles.
 
El locutorio, en plena actividad.
 
Con el locutorio aprendimos qué significa funcionar con los criterios humanitarios de una ONG y con la visión racional de una empresa. Vimos que se puede combinar la productividad con la humanidad; que la empresa no está reñida con la solidaridad y que, si queremos ayudar a las personas, lo más importante es darles una oportunidad para ser responsables y crecer. El trabajo dignifica la vida de mucha gente. El locutorio también nos enseñó a capear con la complejidad que supone gestionar un equipo humano muy diverso.
 
Grupo de chicos del barrio delante del locutorio.
 

Abriendo Puertas

A partir del año 98 en ARSIS vimos una nueva necesidad: muchas mujeres inmigrantes, la mayoría de origen marroquí, pero también de otros países, querían aprender español y catalán. El barrio del Raval es una zona sencilla de viviendas económicas, por eso la población inmigrante comenzó a crecer en esos años. ¿La respuesta? Pronto se nos ofreció una voluntaria para darles clase dos mañanas a la semana. Con los años, el voluntariado se amplió y pudimos ofrecer clases también por la tarde-noche, a un grupo de hombres. Bautizamos a este proyecto Abriendo Puertas, pues la finalidad no era sólo enseñar el idioma, sino familiarizar a los alumnos con nuestra cultura y facilitar su integración en todos los sentidos: social, cultural, incluso laboral.
 
Clase de mujeres con (grupo de mañanas).
 
El proyecto se conectó con otras dos actividades de ARSIS: la orientación laboral y la asesoría legal. Al principio todo funcionó con voluntariado. Con el tiempo, como el número de alumnos crecía y tuvimos que ampliar horario, acabamos remunerando a las profesoras. Nuevamente tuvimos que buscar ayudas… ¡pero las ayudas salieron! Desde la administración se fomentó mucho toda iniciativa que contribuyera a la inserción de los inmigrantes. Nuestro proyecto recibió incluso un premio, con dotación económica, de la Fundación Agrupación Mutua.
 
Grupo de alumnos de la tarde, en la entrega de diplomas con su profesora.
 
La experiencia de las profesoras fue hermosa. Se hicieron amigas de sus alumnas. Entre mujeres intercambiaron mucho más que enseñanzas: compartieron pedazos de sus vidas, celebraciones, delicias culinarias, bailes, excursiones y salidas culturales al Museo de Badalona y a otros lugares de la ciudad. Cada año las alumnas organizaban la fiesta de final de curso. Las mesas del aula se llenaban de pastas árabes y té aromático que llenaba el espacio de olor a menta. Venían ataviadas con sus vestidos tradicionales y traían sus músicas. Florecieron muchas historias de apoyo y amistad entre ellas. Estas clases las hicieron salir de su encierro en casa, alejando el peligro de aislamiento y soledad. En cuanto a los hombres, el grupo era mucho más variado: africanos, paquistaníes, árabes, rusos, polacos… Pero la experiencia fue igualmente enriquecedora y pudimos ayudar a varios de ellos, no sólo con el idioma, sino a encontrar trabajo.

Fiesta de final de curso del grupo de mujeres.

Los abogados voluntarios que colaboraron con nosotros también ayudaron a regularizar la situación de un buen número de personas, de manera altruista.

La paz, tarea de todos

Durante los primeros años de ARSIS organizamos varios ciclos de conferencias mensuales. Esto nos permitió hacer mucha «publicidad de marca», como se diría hoy. En realidad, dio a conocer ARSIS en toda Badalona e incluso fuera de la ciudad. Pero nuestra idea al organizar estas conferencias era más que eso. Aunque la tendencia de ARSIS ha sido muy social, no olvidamos que toda labor humanitaria se fundamenta en valores. Y los valores son algo arraigado en la cultura y en la mente humana, algo que forma parte del mundo del espíritu, de la experiencia familiar y social, de la ética.
Por eso quisimos ahondar en un tema que siempre ha preocupado: la paz. Quisimos tratar esta eterna aspiración humana desde todas perspectivas posibles: política, social, familiar, psicológica, espiritual. Y en todas sus proyecciones: el mundo asociativo, iniciativas internacionales como la Carta de la Paz, el ámbito universitario, la cooperación, el voluntariado… A estos ciclos de conferencias invitamos a ponentes muy destacados del mundo cultural catalán. Tenemos recopiladas transcripciones de todas ellas y son un material valiosísimo que, un día, nos propondremos publicar en forma de libro. ¡Este es el reto!
Entre los conferenciantes podríamos citar al doctor Joan Oró, científico de proyección internacional y candidato al Nobel por sintetizar en el laboratorio la adenina, una de las “proteínas de la vida”; el filósofo y escritor Francesc Torralba; el psiquiatra Joan Corbella; el teólogo Jordi Cussó, promotor de la Carta de la Paz presentada a la ONU; el historiador Jaume Aymar; el comunicador Joan Viñas; el presidente de la Fundació per la Pau, Alfons Banda… Y muchos otros, todos ellos personas activas en el mundo social, cultural y político de Badalona.
Joan Oró impartiendo su conferencia sobre el origen de la vida como fundamento para la paz.
Desde ARSIS entendemos la paz como una realidad que se construye en grupo, y como un camino hacia una meta todavía más alta: la fiesta, entendida como el encuentro creativo entre personas, respetando la diversidad de cada cual y potenciando el crecimiento de todos. En una sociedad festiva es posible consolidar la paz, tan necesaria y tan anhelada.
Conferencia del doctor Joan Corbella sobre la paz y la psicología.

Nuevo local y casa de oficios

En 1998, cuatro años después de su fundación, ARSIS había crecido tanto que nos planteamos buscar un local propio para tener más espacio y poder ampliar actividades. Hasta entonces habíamos ocupado las diferentes salas de la parroquia de San Pablo, pero la parroquia también tenía un dinamismo propio y, además, se nos hacían pequeños los espacios.
 
Muy cerca, en el mismo barrio, había una antigua escuela que había cerrado. Ocupaba los bajos y el entresuelo de un bloque de pisos y era el lugar idóneo: con aulas, lavabos, despachos para la secretaría y dirección, una sala enorme que había sido el gimnasio… Hablamos con la propietaria, llegamos a un acuerdo y alquilamos el local.
 
Una de las aulas del nuevo local, donde impartimos los cursos de técnico sanitario.
 
 
El salto al antiguo colegio de la calle General Weyler supuso un enorme crecimiento para ARSIS. En primer lugar, tuvimos que movernos para buscar economía, y gracias a esto lanzamos una campaña de socios que nos aportó nuevos amigos y colaboradores, además de potenciar la captación de fondos institucional (subvenciones públicas y privadas).  En segundo lugar, nos dio un lugar propio para ubicarnos y lanzar nuevos proyectos, como la Casa de Oficios, con cursos de formación ocupacional para jóvenes en desempleo.
 
Comida con el equipo de ARSIS, en el aula cocina. Navidad 2003.
 
 
Conseguimos varias ayudas para arreglar el local, instalar calefacción y montar un aula de electricidad y un aula de cocina. Entre ellos, un premio de la Rueda Rotaria y ayudas de la Obra Social Caja Madrid y la Fundación Roviralta. El Grupo Tragaluz patrocinó un curso de cocina con prácticas en sus restaurantes, que tuvo mucho éxito. Y un convenio con la empresa de ambulancias Grup La Pau nos permitió ofrecer durante diez años cursos de técnico de transporte sanitario, con prácticas reales en ambulancia. Fueron nuestros cursos estrella y por nuestras aulas pasaron cientos de alumnos, muchos de los cuales encontraron trabajo al poco tiempo de terminar su formación. También ofrecimos muchos cursos de iniciación a la informática para adultos, que tuvieron una gran acogida. En pocos años, el equipo de ARSIS creció y nuestra actividad se triplicó… Fueron años de trabajo intenso y de gran proyección social. Aprendimos mucho, nuestro equipo se dejaba la piel por realizar un buen trabajo y ayudar a todo el que acudía a nuestras puertas. Y, por otra parte, íbamos recibiendo más ayudas y reconocimiento a nuestra labor. Lo mejor, sin embargo, fue que pudimos ayudar a muchas personas, un promedio de más de mil quinientas al año.
 
El aula cocina.

Entrada del Centro Abierto infantil.

Despacho del Servicio de Atención a la Infancia.

Aula de informática.
 

Las cenas "Badiu"

Si hay una palabra que defina un espacio típicamente badalonés, esta es badiu. El centro de Badalona es un pequeño oasis mediterráneo, de casas tradicionales formadas por planta baja, planta alta y un patio trasero. El patio es un lugar donde tomar el sol en invierno y el fresco en verano, refugio para descansar, convivir, cultivar flores, silencio y conversaciones jugosas. El patio es pulmón y a la vez el corazón de la casa. El patio, en Badalona, es el badiu.
 
Por eso, y porque en ARSIS valoramos la convivencia ciudadana y el buen conversar, cuando nos propusimos organizar unas cenas coloquio decidimos llamarlas así: «sopars Badiu». Queríamos crear un espacio de diálogo en torno a temas sociales y de actualidad, invitando a personas destacadas del mundo cultural, asociativo, político y emprendedor de Badalona. Buscamos un buen restaurante que nos pudiera reservar espacio, una vez al trimestre, y empezamos en octubre de 1996. Durante más de diez años organizamos estas cenas sobre temas muy variados, reuniendo a gentes activas en la ciudad y conociendo a personas interesantísimas. Nos enriquecimos, hicimos nuevos amigos y también pudimos compartir y difundir muchas de nuestras inquietudes y el pensamiento pionero y sensible de los invitados a las cenas.
 
Tratamos múltiples temas: desde la historia y el mundo asociativo de Badalona, los medios de comunicación, la democracia, la cooperación, el voluntariado, la educación de los jóvenes, los retos de la salud pública, la función social del arte, etc., etc.
 
Esta actividad, de cariz más cultural y mediático, nos abrió a diversas realidades y ámbitos de la ciudad. Las cenas Badiu llegaron a hacerse muy populares. Ahora, pasados los años, tenemos un reto: publicar un libro que recopile todo cuanto se habló, porque los temas y las propuestas que salieron de aquellas cenas son de actualidad permanente.
 
 
Aquí tenéis dos instantáneas de dos cenas Badiu en el restaurant La Taula de Badalona.

 

ARSIS y los artistas

Arsis en griego significa salto, impulso, elevación. Resulta que es también un término musical que se utiliza en el canto gregoriano para indicar cuando la música sube de tono. Nos gustó saberlo, porque eso es justamente lo que pretendemos: impulsar a las personas, favorecer un salto, una mejora en su vida.
 
Alumnas de gimnasia de ARSIS, con varios decorados pintados por el acuarelista Jaume Chaler, al fondo.
 
A lo largo de nuestra historia hemos contado con la colaboración valiosa de artistas y personas relacionadas con el mundo de la belleza. En los inicios, impartimos talleres de música y decoración floral. Cuando empezamos con las obras de teatro, tres miembros del Orfeó Badaloní, Martí Torrents, Antolí Puig y Josep Maria participaron, ayudando a sus compañeros con nociones de arte dramático e interpretación. El acuarelista Jaume Chaler pintó preciosos decorados portátiles para nuestras obras. Y Francesc Martínez, pintor del Cercle de Belles Arts de Badalona, que también hizo de actor, pintó largos lienzos como telones-decorado para las mismas obras, además de una colección de cuadros para la parroquia de san Pablo, inspirados en el Camino de Alegría. También pintó diversos decorados para varias obras de teatro de nuestros voluntarios y las fiestas del centro abierto infantil.
 
El pintor Francesc Martínez durante un concurso de dibujo infantil en la Diada de ARSIS 2008.
Cuando organizamos una acogida de niños rusos en 1998, la escuela de danza de Marisa Yudes nos brindó su apoyo, ya que parte de los niños procedían de una escuela de danza rusa y ella los acogió en su escuela, con sus niñas. Con Marisa organizamos festivales de ballet interculturales por toda la  ciudad, y ella colaboró en nuestras fiestas aportando actuaciones de ballet, danza española y jazz. En 1999 organizamos un festival solidario en el Teatro Principal y numerosos artistas colaboraron de forma totalmente voluntaria (cantantes, bailarines, músicos...). Sin olvidar el elenco de artistas de la Fundació la Roda, que cada año amenizan nuestras diadas (circo, payasos, magos, acróbatas…)
Los bailarines de la escuela de danza de Splav con las de la escuela de Marisa Yudes, al finalizar un festival benéfico.
Desde el principio en ARSIS hemos estado cerca del arte. Creemos que la belleza es un lenguaje universal, un valor educativo que expresa el bien y el trabajo hecho con amor. Nos gusta imprimir un toque de estética a todo lo que hacemos. La belleza es uno de nuestros  valores corporativos. 
 
 
 
 
 
 
 
 
Escena de la obra de teatro religioso Camino de Alegría, con la participación de varios artistas de Badalona.

Profesionalizando

Hace años que las ONG y las entidades humanitarias hemos visto la necesidad y la importancia de profesionalizarnos. El voluntariado no basta para emprender ciertos proyectos o ayudar a personas con necesidades especiales. En el caso de ARSIS lo vimos muy claro cuando una consultora voluntaria, patrocinada por una fundación, nos ofreció sus servicios para valorar nuestra actividad. Concretamente estudió a fondo el centro infantil. Vio algo que nosotros ya habíamos detectado: los niños venían muy contentos, en los monitores había voluntad y ganas, pero faltaba orden, coordinación y unos criterios comunes a todo el equipo. En definitiva, faltaba una persona líder, que dirigiera el centro y se ocupara de coordinar y formar a los educadores. «Necesitáis profesionalizar el centro» nos dijo la consultora. Y esto significaba buscar una persona a la que debíamos contratar y pagar, así como la economía suficiente para hacerlo.
 
Fue fácil encontrar la persona adecuada: una de las monitoras era ideal. Tenía la capacidad, la actitud y la formación adecuadas. Además, quería a los niños y trabajaba con lo que llamamos vocación. Ella animó a otros amigos suyos a venir a colaborar al centro y podía aglutinar al equipo de educadores.  En cuanto al dinero, en seguida nos pusimos a buscar socios, ayudas y colaboradores para poder remunerarla. Iniciamos una campaña de socios entre amigos y conocidos, pedimos subvenciones, dimos de alta el centro en la Generalitat… ¡Y lo conseguimos!
 
Desde que el centro abierto contó con una directora, todo cambió. Mejoró muchísimo el funcionamiento. Cada año ella y el equipo trazaban un plan anual, con objetivos pedagógicos y un calendario de actividades que incluía salidas, talleres, colonias, teatro… Los niños se entusiasmaron y se apuntaron más. Se organizaron tres grupos por edades. Nuestro centro funcionó durante más de diez años, acogiendo a unos 150 niños, tanto del barrio como derivados por los servicios sociales del ayuntamiento o de Cáritas. A lo largo del tiempo el equipo educativo fue cambiando, así como la dirección, por diversos motivos laborales o personales. Pero se convirtió en uno de los proyectos más queridos y consolidados de ARSIS en Badalona.
 
Aquí podéis ver a los niños del centro celebrando su festival OT a final de curso.

Pesebre viviente y teatro popular

En 1997 ARSIS vivió una auténtica expansión. Por un lado, consolidamos el centro abierto infantil con un equipo de unos ocho monitores, todos ellos voluntarios, que trabajaban con mucho entusiasmo. Por otro lado, iniciamos una actividad conjuntamente con las familias de la parroquia: el teatro popular.
 
La idea inicial fue hacer un pesebre viviente con los niños de la parroquia y el casal de verano de ARSIS. Luego los padres se animaron tanto que decidieron participar en la obra. El pesebre viviente fue un resucitar de los antiguos autos sacramentales que se celebraban en las iglesias y en las plazas. Con música, movimiento, voz y gestos teatrales, un escenario muy cuidado y un rico vestuario elaborado por madres y señoras voluntarias el estreno fue un éxito y animó tanto a los participantes que decidimos repetir. Para después de Semana Santa, por Pascua, nos lanzamos a representar el Camino de Alegría, una serie de secuencias sobre la resurrección de Cristo y sus apariciones, que termina con la ascensión, Pentecostés y el nacimiento de la Iglesia.
El teatro popular fue una experiencia hermosa de voluntariado adulto y convivencia intergeneracional, pues en las obras participaban tanto niños como mayores, incluso personas de otros países. Atrajo a muchas personas del barrio y de otras zonas de Badalona. Además del contenido, religioso y humano, se trabajó la música, el arte, la expresión, la solidaridad. Muchos de los actores colaboraban en otras actividades de ARSIS. Dos pintores del Círculo de Bellas Artes de Badalona pintaron preciosos decorados como escenario. Varios miembros del Orfeón Badaloní, curtidos artes dramáticas, también participaron. La obra no sólo se representó en nuestra parroquia: salimos a hacer bolos a otras parroquias y colegios de Badalona y Barcelona. Durante siete años, el Pesebre Viviente y el Camino de Alegría fueron un nexo de solidaridad para un grupo motivado de personas sensibles y dieron a conocer ARSIS y su labor fuera de nuestros barrios.
Como directora de estas obras, y siendo la más joven del grupo, viví una experiencia inolvidable y aprendí muchísimo sobre liderazgo. Quizás la lección más importante fue aprender a confiar y a tener fe en las personas. Aunque los ensayos a veces eran desastrosos (cuánto reímos, y cuánto sufrimos…) el día de la representación todo el mundo daba lo mejor de sí, y la obra salía perfecta.