Profesionalizando

Hace años que las ONG y las entidades humanitarias hemos visto la necesidad y la importancia de profesionalizarnos. El voluntariado no basta para emprender ciertos proyectos o ayudar a personas con necesidades especiales. En el caso de ARSIS lo vimos muy claro cuando una consultora voluntaria, patrocinada por una fundación, nos ofreció sus servicios para valorar nuestra actividad. Concretamente estudió a fondo el centro infantil. Vio algo que nosotros ya habíamos detectado: los niños venían muy contentos, en los monitores había voluntad y ganas, pero faltaba orden, coordinación y unos criterios comunes a todo el equipo. En definitiva, faltaba una persona líder, que dirigiera el centro y se ocupara de coordinar y formar a los educadores. «Necesitáis profesionalizar el centro» nos dijo la consultora. Y esto significaba buscar una persona a la que debíamos contratar y pagar, así como la economía suficiente para hacerlo.
 
Fue fácil encontrar la persona adecuada: una de las monitoras era ideal. Tenía la capacidad, la actitud y la formación adecuadas. Además, quería a los niños y trabajaba con lo que llamamos vocación. Ella animó a otros amigos suyos a venir a colaborar al centro y podía aglutinar al equipo de educadores.  En cuanto al dinero, en seguida nos pusimos a buscar socios, ayudas y colaboradores para poder remunerarla. Iniciamos una campaña de socios entre amigos y conocidos, pedimos subvenciones, dimos de alta el centro en la Generalitat… ¡Y lo conseguimos!
 
Desde que el centro abierto contó con una directora, todo cambió. Mejoró muchísimo el funcionamiento. Cada año ella y el equipo trazaban un plan anual, con objetivos pedagógicos y un calendario de actividades que incluía salidas, talleres, colonias, teatro… Los niños se entusiasmaron y se apuntaron más. Se organizaron tres grupos por edades. Nuestro centro funcionó durante más de diez años, acogiendo a unos 150 niños, tanto del barrio como derivados por los servicios sociales del ayuntamiento o de Cáritas. A lo largo del tiempo el equipo educativo fue cambiando, así como la dirección, por diversos motivos laborales o personales. Pero se convirtió en uno de los proyectos más queridos y consolidados de ARSIS en Badalona.
 
Aquí podéis ver a los niños del centro celebrando su festival OT a final de curso.

Pesebre viviente y teatro popular

En 1997 ARSIS vivió una auténtica expansión. Por un lado, consolidamos el centro abierto infantil con un equipo de unos ocho monitores, todos ellos voluntarios, que trabajaban con mucho entusiasmo. Por otro lado, iniciamos una actividad conjuntamente con las familias de la parroquia: el teatro popular.
 
La idea inicial fue hacer un pesebre viviente con los niños de la parroquia y el casal de verano de ARSIS. Luego los padres se animaron tanto que decidieron participar en la obra. El pesebre viviente fue un resucitar de los antiguos autos sacramentales que se celebraban en las iglesias y en las plazas. Con música, movimiento, voz y gestos teatrales, un escenario muy cuidado y un rico vestuario elaborado por madres y señoras voluntarias el estreno fue un éxito y animó tanto a los participantes que decidimos repetir. Para después de Semana Santa, por Pascua, nos lanzamos a representar el Camino de Alegría, una serie de secuencias sobre la resurrección de Cristo y sus apariciones, que termina con la ascensión, Pentecostés y el nacimiento de la Iglesia.
El teatro popular fue una experiencia hermosa de voluntariado adulto y convivencia intergeneracional, pues en las obras participaban tanto niños como mayores, incluso personas de otros países. Atrajo a muchas personas del barrio y de otras zonas de Badalona. Además del contenido, religioso y humano, se trabajó la música, el arte, la expresión, la solidaridad. Muchos de los actores colaboraban en otras actividades de ARSIS. Dos pintores del Círculo de Bellas Artes de Badalona pintaron preciosos decorados como escenario. Varios miembros del Orfeón Badaloní, curtidos artes dramáticas, también participaron. La obra no sólo se representó en nuestra parroquia: salimos a hacer bolos a otras parroquias y colegios de Badalona y Barcelona. Durante siete años, el Pesebre Viviente y el Camino de Alegría fueron un nexo de solidaridad para un grupo motivado de personas sensibles y dieron a conocer ARSIS y su labor fuera de nuestros barrios.
Como directora de estas obras, y siendo la más joven del grupo, viví una experiencia inolvidable y aprendí muchísimo sobre liderazgo. Quizás la lección más importante fue aprender a confiar y a tener fe en las personas. Aunque los ensayos a veces eran desastrosos (cuánto reímos, y cuánto sufrimos…) el día de la representación todo el mundo daba lo mejor de sí, y la obra salía perfecta.