En los inicios de ARSIS, optamos por enfocarnos más en la
educación y en la formación. Creíamos, y seguimos creyendo, que es mejor “dar
la caña y enseñar a pescar” que dar el pescado, simplemente. Nuestra acción era
más social que asistencial.
Pero en los últimos años, sobre todo después de la crisis
del 2008, hemos visto la necesidad de replantearnos algunas actividades. Por un
lado, las ayudas que recibíamos se redujeron mucho, y esto nos obligó a recortar
gastos, personal y también, con pena, proyectos. Por otro lado, la emergencia social y el aumento de la pobreza nos empujó a iniciar otras tareas. Siempre hay que ser realistas y
comprender que no siempre podemos abarcar todo cuanto querríamos. Las ONG
debemos recordar que no podemos “salvar” a toda la humanidad, pero también nos
hará bien recordar aquel antiguo refrán del Talmud: “quien salva una sola vida
está salvando a toda la humanidad”.
Donación de alimentos patrocinada por la empresa Akzo Nobel.
En los últimos años, desde que estamos en el barrio del
Parque-Vila Olímpica, en estrecha colaboración con la parroquia de San Félix,
nos hemos volcado en el que llamamos Proyecto Humanitario. El proyecto lo
llevan a cabo voluntarios, dirigidos por un coordinador, y tiene dos
vertientes: una asistencial y otra de integración. Por un lado, ofrecemos ayuda
básica a familias y personas sin recursos. Se les dan lotes de alimentos y
productos de higiene cada quince días. Por otro lado, se ofrece a quienes lo
deseen un servicio de acompañamiento para la inserción laboral, que incluye
coaching personal, bolsa de trabajo, derivación a cursos y talleres formativos
y, en algunos casos, asesoría legal.
Donación de leche.
Este proyecto nace, como todos los de ARSIS, como respuesta
a una necesidad acuciante. Y no lo hacemos solos, sino con la parroquia del
barrio. La parroquia aporta locales, espacio y voluntariado. ARSIS aporta la
figura del coordinador, recursos para comprar material y comida, método y
equipamiento, más el medio de transporte: nuestra furgoneta. Los alimentos
llegan del Banco de Alimentos y otras donaciones, los productos de higiene de
la Fundación La Nau. Además, recibimos algunas subvenciones públicas y
privadas, y donativos de particulares.
Recaudación de alimentos entre los empleados de la empresa HCC Global.
Así es como podemos ayudar a más de cien familias cada año
(a veces han llegado a 200). Esto supone entre 300 y 400 personas, entre ellas
hay un buen número de menores y bebés. Unas cincuenta son personas sin hogar.
¿Cuál es el perfil de estas personas? Muy variado. No todas
son inmigrantes, aunque estos suponen más de la mitad. Muchas son familias
afectadas por la crisis ―paro, falta de ayudas, cargas familiares e hipotecas―.
No llegan a final de mes y la ayuda alimentaria descarga la economía familiar y
completa su menú diario. Otras son personas mayores que viven solas, con una
pensión mínima que no les alcanza para vivir con dignidad. Hay también algunas
madres solas con hijos a su cargo, y los sin techo, que viven en parques o en
fábricas abandonadas, recogiendo cartones o mendigando. Muchos de estos
presentan problemas añadidos, como alcoholismo o consumo de drogas.
Los numerosos parques de la Vila Olímpica son el hogar de muchas personas sin techo.
La acción con estas personas da pie a una profunda
reflexión. Es duro ver cómo la pobreza se hace crónica en muchas de ellas, y la
enorme dificultad que tienen para salir de esa situación. En algunos casos su
deterioro físico y mental debido a las adicciones les incapacita para poder
trabajar con regularidad. Pero otras veces logramos que algunas de estas
personas encuentren trabajo y, poco a poco, puedan salir del hoyo. Cuando menos,
siempre podemos ofrecer calidez humana, una sonrisa, una mirada que los
dignifique y les recuerde que no están completamente solos. Y esto, muchos lo
valoran.
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