En 1998,
cuatro años después de su fundación, ARSIS había crecido tanto que nos
planteamos buscar un local propio para tener más espacio y poder ampliar
actividades. Hasta entonces habíamos ocupado las diferentes salas de la
parroquia de San Pablo, pero la parroquia también tenía un dinamismo propio y,
además, se nos hacían pequeños los espacios.
Muy cerca,
en el mismo barrio, había una antigua escuela que había cerrado. Ocupaba los
bajos y el entresuelo de un bloque de pisos y era el lugar idóneo: con aulas,
lavabos, despachos para la secretaría y dirección, una sala enorme que había
sido el gimnasio… Hablamos con la propietaria, llegamos a un acuerdo y
alquilamos el local.
Una de las aulas del nuevo local, donde impartimos los cursos de técnico sanitario.
El salto al
antiguo colegio de la calle General Weyler supuso un enorme crecimiento para
ARSIS. En primer lugar, tuvimos que movernos para buscar economía, y gracias a
esto lanzamos una campaña de socios que nos aportó nuevos amigos y
colaboradores, además de potenciar la captación de fondos institucional
(subvenciones públicas y privadas). En
segundo lugar, nos dio un lugar propio para ubicarnos y lanzar nuevos
proyectos, como la Casa de Oficios, con cursos de formación ocupacional para
jóvenes en desempleo.
Comida con el equipo de ARSIS, en el aula cocina. Navidad 2003.
Conseguimos varias ayudas para arreglar el local, instalar
calefacción y montar un aula de electricidad
y un aula de cocina. Entre ellos, un
premio de la Rueda Rotaria y ayudas de la Obra Social Caja Madrid y la
Fundación Roviralta. El Grupo Tragaluz
patrocinó un curso de cocina con prácticas en sus restaurantes, que tuvo mucho
éxito. Y un convenio con la empresa de ambulancias Grup La Pau nos permitió ofrecer durante diez años cursos de
técnico de transporte sanitario, con prácticas reales en ambulancia. Fueron
nuestros cursos estrella y por nuestras aulas pasaron cientos de alumnos,
muchos de los cuales encontraron trabajo al poco tiempo de terminar su
formación. También ofrecimos muchos cursos de iniciación a la informática para adultos, que tuvieron
una gran acogida. En pocos años, el equipo de ARSIS creció y nuestra actividad
se triplicó… Fueron años de trabajo intenso y de gran proyección social.
Aprendimos mucho, nuestro equipo se dejaba la piel por realizar un buen trabajo
y ayudar a todo el que acudía a nuestras puertas. Y, por otra parte, íbamos
recibiendo más ayudas y reconocimiento a nuestra labor. Lo mejor, sin embargo,
fue que pudimos ayudar a muchas personas, un promedio de más de mil quinientas
al año.
El aula cocina.
Entrada del Centro Abierto infantil.
Despacho del Servicio de Atención a la Infancia.
Aula de informática.
No hay comentarios:
Publicar un comentario